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A paixón de María Soliña

 

A paixón de María Soliña

02-06-2012

 

Este largometraje documental pretende hacer una nueva reflexión sobre una de las figuras más representativas de la historia de Galicia: María Soliña.

Esta mujer fue apresada en la villa de Cangas por la Santa Inquisición en 1621 y acusada injustamente de brujería. Los autores del film tratan de aclarar cuál fue la realidad de este acontecimiento histórico utilizando los escenarios originales donde tuvieron lugar los hechos reales.

La película está rodada en gallego y tiene una duración de 65 minutos, con una técnica muy cuidada, y una banda sonora original interpretada por el quinteto Aurum Ensemble.

 

La Diputación de Pontevedra y el consorcio de "Turismo Rías Baixas"  han patrocinado este montaje audiovisual como vehículo de promoción de los recursos turísticos de la provincia. Por ello, la práctica totalidad de las escenas están rodadas en parajes naturales y edificios históricos, desde la comarca del Deza hasta el Baixo Miño.

La península de O Morrazo, la villa de Cangas y sus alrededores, las Islas Cíes, el conjunto histórico de Tui, así como la desembocadura del río Miño desde A Guarda, la costa de Oia y la fortaleza de Baiona son algunos de los  lugares que aparecen reflejados en la película.

También se puede disfrutar del entorno natural de Bandeira y Vila de Cruces, el entorno de Carboeiro (senderos, puentes, robledales, montaña,…),  la Fraga de Catasós, en Lalín, Domaio, Darbo, Coiro y Cabo Home.

 

 

Las Brujas de Cangas y la Inquisición


Entre 1619 y 1628 numerosas mujeres de Cangas fueron juzgadas por el Tribunal del Santo Oficio (Inquisición) por supuesta "brujería". Hoy en día sabemos que aquellas desgraciadas, que acabaron confesando atrocidades a fuerza de espantosos tormentos, fueron en realidad víctimas de una invención de los inquisidores. La caza "de brujas" estuvo directamente provocada por el empobrecimiento general que siguió  a la invasión turca de 1617. La pequeña nobleza vio descender sus rentas de manera alarmante, por lo que buscó por todos los medios los recursos necesarios para mantener su nivel de vida. La Inquisición, integrada casi exclusivamente por miembros de este grupo social, fue un eficaz medio para lograr este propósito. El objetivo primordial era arrebatarle a ciertas personas sus "derechos de presentación" en capillas y "freguesías". Este derecho consistía en que los sucesores del fundador de una iglesia podían proponer a su titular cuando quedara vacante, y a su vez participar de los beneficios que aquella generara. Para disimular su reprobable propósito, mezclaron algunas que sí los poseían con otras que eran "pobres de solemnidad". Muchas de ellas se encontraban totalmente desamparadas, por haber quedado viudas tras los tristes sucesos de 1617.

Este fue el caso de la más famosa de las supuestas "brujas" de Cangas, o por lo menos la que más trascendió de su tiempo, inmortalizada en cantar cómo lo que dice: "Ay que Soliña quedaste, María, María Soliña". Esta cantiga parece indicarnos que las gentes la recordaron, más que como maléfica y perniciosa bruja, como una pobre y desgraciada mujer, reflejo de todos los sufrimientos del pueblo.

María Soliña, poseedora de derechos de presentación en Aldán y Moaña, entró en las cárceles secretas de la Inquisición en el 1621.

Todo el proceso fue dirigido a demostrar que esta inofensiva mujer disfrutaba de poderes demoníacos, capaces de provocar incontables males, y que había entregado su alma al diablo.

Pero fueron las propias confesiones de María Soliña, provocadas por el suplicio, las que llegaron a rozar el paroxismo. Aseguró ser bruja desde hacía más de 20 años, y haber tenido actos nefandos con el demonio durante largo tiempo, el cual se le aparecía en forma de hombre.

Y mientras esto declaraba, María Soliña suplicaba clemencia al tribunal y proclamaba su arrepentimiento, pues aseguraba que jamás había renegado de corazón de Nuestro Señor, sino sólo de palabra.

Todo esto revela la desesperación anímica de esta mujer, como consecuencia de una terrible tortura física y psicológica. El 23 de enero de 1622 llegó por fin la sentencia.

 

Fue condenada con una confiscación de bienes, debiendo portar el hábito penitencial durante medio año. No sabemos se llegó a cumplir toda la pena, pues probablemente su vida no duró mucho más. Las secuelas físicas del tormento no podían dejar de notarse en una mujer de 70 años de edad. Su acta de defunción no fue encontrada aún. Tal vez algún día descubramos donde reposan sus castigados restos.

Otras muchas "brujas" fueron juzgadas durante estos años. Mujeres como Catalina de lana Iglesia, que confesó haber matado a cinco criaturas. O como Elvira Martínez, Teresa Pérez, María de los Santos,...estas pobres infelices merecen el respeto de los héroes anónimos de un pueblo que hubo de sufrir, estoicamente, los abusos y la avaricia infame de unos pocos. Tal vez próximas investigaciones aporten joven luz sobre sus vidas, pero la memoria colectiva las recordará no como magas, sino como lo que realmente fueron, personas de carne y hueso, con todas las sus miserias y grandezas.

 

María Soliña. (Celso Emilio Ferreiro)

Polos camiños de Cangas 
a voz do vento xemía:
ai, que soliña quedache, 
María Soliña.
Nos areales de Cangas,
Muros de noite se erguían:
Ai, que soliña quedache,
María Soliña.
As ondas do mar de Cangas 
acedos ecos traguían:
ai, que soliña quedache,
María Soliña.
As gueivotas sobre Cangas 
soños de medo tecían:
ai, que soliña quedache, 
María Soliña.
Baixo os tellados de Cangas 
anda un terror de agua fría:
ai, que soliña quedache, 
María Soliña

   
 

 

Fuente: Concello de Cangas

 

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